Somos un grupo de profesores de filosofía de América del Norte, América Latina y Europa que escribimos para expresar pública e inequívocamente nuestra solidaridad con el pueblo palestino y para denunciar la masacre en curso y en rápida escalada que está siendo cometida en Gaza por Israel y con el pleno apoyo financiero, material e ideológico de nuestros propios gobiernos.
No reivindicamos ninguna autoridad única -moral, intelectual o de otro tipo- por el hecho de ser filósofos. Sin embargo, nuestra disciplina ha dado últimamente pasos admirables para enfrentarse a las prácticas históricamente excluyentes de la filosofía y para comprometerse directamente con injusticias urgentes y apremiantes. Con este fin, hacemos un llamamiento a nuestros colegas filósofos para que se unan a nosotros y superen la complicidad y el silencio.
Mientras escribimos, las bombas han matado a más de 8.500 personas en Gaza. Cuando lean esto, esa cifra habrá aumentado. [Actualización 29/2/24: se calcula que el número de muertos ha superado ya los 29.000].
Miles de personas más están atrapadas bajo los escombros. Durante más de tres semanas, el asedio del territorio ha cortado el suministro de alimentos, agua, medicinas, combustible y electricidad. Se ha ordenado a un millón de habitantes del norte de Gaza que huyan de sus hogares en medio de ataques aéreos y en previsión de una invasión terrestre en curso, sin ningún lugar seguro al que ir. Hablar de una segunda Nakba es escalofriante, pero acertado. Las personas con conciencia tienen la obligación de denunciar estas atrocidades. No es un paso difícil de dar; lo que nos resulta mucho más difícil es apartarnos en silencio y complicidad de un genocidio que se está desarrollando.
Centrarse, como hacemos aquí, en las acciones del Estado israelí y en el apoyo incondicional que recibe de Estados Unidos y sus aliados, no es ni celebrar la violencia ni equivocarse sobre el valor de las vidas inocentes. Las muertes de civiles, independientemente de su nacionalidad, son trágicas e inaceptables. Sin embargo, actuar como si la historia de la violencia comenzara con los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 es mostrar una temeraria indiferencia hacia la historia, así como hacia las vidas tanto palestinas como israelíes. Para que cese la violencia, deben cesar las condiciones que la producen.
El bloqueo de Gaza ha durado 16 años; la ocupación de Cisjordania y Gaza ha durado 56 años; la desposesión de los palestinos de sus tierras y hogares en toda la Palestina histórica ha durado tres cuartos de siglo, desde la creación en 1948 de Israel como Estado etno-supremacista. No en vano, los observadores -incluidos grupos de derechos humanos tanto internacionales como israelíes- califican ahora el control de Israel sobre la tierra desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo de sistema de apartheid.
Y lo que es más importante, todos somos demasiado conscientes de que los países en los que vivimos y trabajamos y a los que pagamos impuestos están financiando e instigando a una parte y sólo a una parte en este conflicto profundamente asimétrico. Esa parte no es el oprimido, sino el opresor.
Ahora mismo, la población de Gaza ha instado a sus aliados de todo el mundo a que presionen a sus gobiernos para que exijan un alto el fuego inmediato. Pero esto debería -debe- ser el principio y no el final de la acción colectiva por la liberación. Para que haya justicia y paz, debe terminar el asedio a Gaza, el bloqueo y la ocupación. Sobre todo, deben respetarse los derechos de todas las personas que viven actualmente entre el río Jordán y el Mediterráneo, así como los de los refugiados palestinos en el exilio.
Invitamos a nuestros colegas filósofos a que se unan a nosotros en solidaridad con Palestina y la lucha contra el apartheid y la ocupación. En particular, únanse a nosotros en el apoyo al boicot académico y cultural de las instituciones israelíes -distintas de los individuos-, tal y como señala la Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural de Israel (PACBI). Instamos a todos los individuos a que se manifiesten abiertamente y sin miedo, y a que trabajen para hacer avanzar la causa de la liberación palestina y la justicia para todos.
Nota: Este artículo lo he decidido resubir y traducir después de ver como el mundo gira hacia una deriva del autoritarismo, pero sobre todo en Alemania. Esto a raíz tras los sucesos de la conferencia sobre Palestina celebrada en Berlín entre el 12 y 14 de abril de 2024, donde la policía con un contingente de cerca de 2.000 unidades ha entrado al lugar y cancelado dicho evento. Sumado a la cancelación de la cátedra Albertus Magnus de la Universidad de Colonia, que iba a ser dictada por parte de Nancy Fraser luego de firmar esta petición. Por supuesto, esto es solo una pequeña parte de todo lo que ha pasado a lo largo de las últimas semanas. A modo de resumen les recomiendo este video de La Base donde sintetizan mejor el tema.
Andando por las calles de mi pequeño pueblo, uno ya se hace notar dentro de su cotidianidad como esos falsos artistas ponen en cualquier minúsculo y recóndito lugar sus lienzos. Les encanta a ellos mismos llamarlos obras de arte. Creen que con cada panfleto que colocan, ya sea en una vitrina o así sea en una pared de cualquier casa o tienda, transmiten la confianza y energía necesaria para dar a entender que son dignos de admiración y de respeto. Todo esto claro, bajo la sombra del capital creciente que les permite dar a propagar la imagen de sus amos. Esperan, pacientemente, que esa figura de poder patronal sea la que termine venciendo el discernimiento del espectador.
Esa figura de autoridad, es a la que recurrentemente apuntan todos estos "artistas", pero no es la única. La postmodernidad permite que se disuelvan las barreras del tiempo y del espacio, en tanto se pronuncien discursos con una máscara de acuerdo a quién se dirige. Esta es la mejor herramienta a disposición de los falsos artistas y sus amos, solo que ellos lo llevan al campo de la imagen, esa que transmite mucho más que las palabras. Pueden ser de todo para todo, salvo que al final son nada para todo. En esta tónica unos prefieren dirigirse más a la figura religiosa con encargo moral al servicio del deber, ya que según ellos y debido a su experticia criptofascista, intenta dar la sensación de absoluto desorden y que la causa se ve reducida a un grupo social especifico o a un hombre de paja para que este fiel servidor, llegue en nombre del mandato divino. Luego tenemos al que se dirige a un público e intenta parecerse cercano, amigable y familiar. Lo más tendencioso de este último se revela en tanto busca formar una camaradería con los que supuestamente "vivieron" lo mismo que él. Sin embargo, en tanto ya habido una movilidad social de este personaje, sus intereses no operan para la mejora de la calidad de vida en su mundo de origen, sino todo lo contrario, opera en contra de ese lugar de origen con cualquier tipo de excusa, así en un primer momento no parezca. Otro ya clásico es el "empresario" esa persona que supuestamente vino desde un lugar humilde o directamente desde la pobreza y que ha logrado el éxito. Es el clásico mito que vemos hoy en día, el cual, se intenta exponer como prueba irrefutable del éxito asegurado de su ardid. Por añadir otro se debe mencionar, el ser mujer. Aquí ni siquiera es necesario hacer la distinción entre sexo y género porque, desde la perspectiva liberal de nuestra democracia, no existe tal división. Por eso, y usando como base el machismo enterrado desde la política, solo con el hecho de ser mujer es más que suficiente para lavar la imagen de absolutamente cualquier movimiento, usando una imagen "empoderada" y "diestra" en este lugar de la política.
Todos ellos, sin excepción, con o sin intención, están en medio de un juego enorme que se despliega a favor de la marcada diferenciación de clases que opera a favor de la elite y la tenencia de tierras. Este es nuestro caso particular. A nivel general lo puedo describir como el intento de mantener un status quo a favor de ciertas cuestiones, ya sea referente al ámbito económico, político o social. Por medio de una estrategia que se une a los factores culturales propios como catapulta de los fines y medidas que se aplicaran.
Así, por ejemplo, se exalta la visión colono-liberal del trabajo como signo de superación, progreso y desarrollo. Sus amos intentan dar a entender como ellos son la prueba fehaciente de este largo camino. Por otro lado, sus falsos artistas son los encargados de llevar este mensaje. Se intenta llevar este componente tan importante del ethos de la ciudadanía colombiana a la práctica de la politiquería, como si el trabajo de subsistencia de la mayoría de la población se pudiera extrapolar a la burócrata y tecnócrata organización de la administración de la política actual. La propaganda es la encargada de resolver esta contradicción. Son los falsos artistas, los que en el fondo tienen que velar por la disolución de la racionalidad analítica de las circunstancias que hacen gala de esta contradicción. En términos generales, ya dicho por Siegfried Kracauer: "La creación de la apariencia de la integración de las masas(...) que a diferencia de cualquier otro tipo de propaganda, no empuja hacia su propia caida, sino da luz a sí misma una y otra vez" 1. De diferentes formas o con diferentes técnicas, la finalidad es la misma. La artimaña puede ser más elaborada debido a las circunstancias del cálculo político en la democracia o, en cambio, puede hacer gala de elementos centrales en el discurso de alguna corriente ideológica contraria a los fines claramente dichos en algún tiempo, no importa, la finalidad es la ya dicha.
Esto es lo que yo vi cuando iba por mi pequeño pueblo, cuando estaba siendo azotado por todos estos depredadores, falsos artistas o impostores. Sus imágenes solo expresan lo vacío que se siente la vida y la política de este siglo, desapegada de absolutamente lo único que la hace su forma de ser, en otros tiempos alguien hubiera reclamado, pero ahora solo hay silencio. Además, estos mentirosos tienen mucho margen de maniobra cuando se trata de ofuscar cualquier forma de pensamiento que plantee una separación de la forma actual de hacer política y la relación con su gente. Carcome, por supuesto, toda forma de crítica en tanto cae en la idílica forma de entenderla como un "servicio brindado a la comunidad" y no como el centro de la vida social que está enfrentada con fuerzas externas que amenazan su forma de vida. Además de esto, toca ver el lugar de la política como algo donde siempre surgen disputas (algunas más graves o de mayor alcance de otras) pero que es allí mismo donde se discuten, si en tanto ambas partes acuden a debatir sabiendo sus posiciones y ventajas-desventajas. Entonces puede decir que tal vez la política tenga algo todavía donde poder solventar esa desigualdad estructural generada. Sin embargo, ese no es nuestro caso. Nuestro lugar es el de los derrotados, los que siempre perdemos, los que ya no tienen nada que ofrecer salvo la fuerza de su trabajo a cambio de migajas. Esos que supuestamente necesitan un autoproclamado líder, pues por alguien más, para poder llevar una vida.
Yo estando en contra de esa imagen, ese lienzo que solo escupía verborrea allí donde era puesto, no tenía otra opción estando solo y apartado. Lo único que había era algo de papel para buscar refugio. Sé que la tormenta sigue afuera.
Kracauer, Siegfried. 2022. «Masa Y Propaganda. Una investigación Sobre La Propaganda Fascista: Exposé». Constelaciones. Revista De Teoría Crítica, n.º 13 (enero). https://constelaciones-rtc.net/article/view/4524.
Este texto lo escribi cuando estaba en marcha las elecciones regionales en colombia durante 2023. Estaban en papel y he decidido traerlas aqui.