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Carta al presidente Gustavo Petro. Por María Jimena Duzán

Texto alternativo Presidente, si usted tiene un problema de adicción, lo invito respetuosamente a que lo devele. La adicción es un problema de salud que afecta a muchos colombianos y aceptarlo no es ni pecaminoso ni es una falla moral. Por: María Jimena Duzán

No ha sido fácil escribir esta carta. Pero quiero decirle que lo hago desde el respeto y la consideración que me merece. Soy una de las colombianas que votó por usted en las elecciones presidenciales con la convicción de que encarnaba el deseo de cambio de una gran mayoría de colombianos. Su triunfo lo sentí como una bocanada de aire fresco que le devolvió la ilusión a la anquilosada política colombiana. Critiqué a la petrofobia que preconizaba que usted era el anticristo que iba a acabar con la propiedad privada y con el Estado de derecho, y siempre consideré que su llegada al poder era un acto de madurez porque por primera vez el sistema político le abría las puertas a un proyecto de izquierda, sin matar a su candidato.

Sin embargo, tras un año y medio de mandato, son muchas las oportunidades perdidas, presidente. Y lo que se siente es desgobierno. A usted se le ve cansado y embolatado con el poder, como si después de haberlo buscado tanto, no supiera qué hacer con él.

Hace unos meses en una entrevista para mi podcast, usted me dio una explicación sobre por qué le estaba resultando tan difícil gobernar y sacar adelante su agenda de cambio. Eso me tomó por sorpresa. “Yo no llegué al poder” -me dijo muy convencido- “llegué fue al gobierno, porque el poder, el verdadero poder, lo tienen otros, los grupos económicos”. La frase no revela nada que no sepamos. Que los grupos económicos han acumulado un poder desmedido, lo viene diciendo el marxismo desde hace mucho tiempo. Sin embargo, decir que usted es un presidente sin poder, es una premisa fantasiosa y falsa.

Ni los Gilinski, ni los Sarmiento, ni los Santo Domingo tienen la facultad presidencial de dictar decretos, ni de formular y ejecutar políticas de Estado que usted posee. Este es un sistema presidencialista que le proporciona a los jefes de Estado una batería de herramientas poderosas para gobernar, y usted las tiene todas a su disposición, pero no las usa.

Lo que nunca me imaginé es que usted fuera a aislarse y a ausentarse cada vez más del poder, en lugar de utilizar estas facultades presidenciales. Es como si a usted, señor presidente, le pesara su destino. No sé si lo sabe, pero sus continuas ausencias dejan al país en suspenso, lo sumen en la incertidumbre y solo sirven para que sus subalternos amasen poder, gobiernen a su acomodo y le mientan al país fabricando historias para justificar sus ausencias que ya nadie cree.

Cuando desaparece, sabemos de usted de la manera más ríspida: por sus trinos, algunos de ellos razonables, otros delirantes, otros mal escritos que llaman a la revancha y a la pelea, y otros impresentables que proclaman victorias electorales que no se dieron, como el mapa que publicó tras las elecciones del domingo pasado en donde el Pacto Histórico aparece triunfando hasta en Bogotá.

Ya no queda rastro del Petro conciliador, dispuesto a tender puentes, que representaba una izquierda no sectaria y que hablaba de la necesidad de un acuerdo nacional para sacar adelante su agenda de cambio. Hoy solo tenemos al Petro atrincherado que dispara trinos que llaman a la confrontación y que parecen hechos por un activista, no por un presidente. Quien más disfruta de este espectáculo es la oposición que se ha quedado callada con cada metida de pata del gobierno porque está convencida de que la izquierda va camino al suicidio.

Buscando explicaciones sobre por qué usted anda tan atrincherado, me encontré con una posible causa: hay fuentes que me aseguran que las razones de sus desapariciones, las cuales se han vuelto cada vez más frecuentes y prolongadas, tendrían que ver con que usted ha querido mantener oculto un problema de adicción. Si eso es cierto, debería sincerarse, primero con usted mismo, y luego con el país que lo eligió, y contarnos lo que le sucede.

Según varios psiquiatras expertos en adicción, todo lo que hace un adicto está determinado por su adicción. Desde la forma como come, como habla, como ama y como odia; la forma como escribe, como se relaciona con su familia, con la sociedad, y hasta con los actos más nobles de la vida. En un gobernante que padezca esta enfermedad pasa lo mismo: todos sus actos de gobierno estarían profundamente influidos por la adicción.

Los adictos, sin darse cuenta, crean un mundo mitomaniaco que niega su condición, que los obliga a mentir y que les hace mantener un patrón de conducta en el que aparecen los retrasos, las desapariciones repentinas y en el que la persona asume un comportamiento errático. Creen que la culpa de sus problemas la tienen el mundo y los demás; son incapaces de verse a sí mismos como los causantes de sus propios errores y son unos cínicos inconmensurables. Pero, sobre todo, andan en una permanente paranoia y desconfían hasta de su sombra. Son unos lobos solitarios.

Presidente, si usted tiene un problema de adicción, lo invito respetuosamente a que lo devele. La adicción es un problema de salud que afecta a muchos colombianos y aceptarlo no es ni pecaminoso ni es una falla moral. Tampoco es una tara. Es una enfermedad que tiene solución si se trata a tiempo. Déjese tratar, presidente, que el país y su proyecto político están de por medio. Si usted quiere cambiar a Colombia, de una vez por todas, debería sincerarse y dejar de decirnos mentiras. Lo más difícil de las adicciones es aceptarlas. Una vez eso sucede, el adicto queda liberado y puede empezar su recuperación. Si usted hiciera eso, le quedaría el camino expedito para gobernar y para que el país que lo eligió siguiera creyendo en usted.

Aceptar que tiene un problema no es una muestra de debilidad, sino un gesto de valor que concitaría la solidaridad de muchos colombianos. Usted tiene derecho a estar triste, a estar cansado, a tener un momento de tranquilidad y de descanso. A lo que no tiene derecho es a vivir una doble vida. Eso lo convierte en presa fácil del chantaje y le impide tener una mente clara para gobernar. Este país lo eligió a usted como presidente y lo necesita al mando del timón.

Usted mismo ha dicho que las drogas son sobre todo un problema de salud pública y que la guerra contra las drogas fracasó. Confesar que usted sufre de adicción no puede ser un pecado ni una vergüenza, sino un acto de profunda honestidad.

Después de la publicación de esta carta, el presidente Gustavo Petro respondió en su cuenta de X: “La única adicción que tengo es al café por las mañanas”.

Link de la publicacion original.

Breve comentario del editor xd: Esta carta solo traera un mar de acusaciones sin fundamentos que serviran mas para la extrema derecha en colombia que como una “critica” al presidente de la cual se pueda aprender algo. En fin, esto cada vez es mas desesperante.

Cundinamarca, donde las elecciones ya tienen un Rey

El exgobernador Jorge Rey opta por un tono moderado, sin riesgos ante una victoria casi segura. Cuenta con el apoyo de una decena de partidos y de centenares de aspirantes en los municipios

Texto alternativo

La campaña electoral en Cundinamarca contrasta con la de Bogotá, metrópoli a la que rodea en su mayor parte. No solo por el habitual desinterés de los medios y la limitada visibilidad de los candidatos. También porque, dicen los expertos y estrategas, el resultado en el cuarto departamento más poblado de Colombia está “cantado” desde hace meses. No hay una puja entre aspirantes relativamente competitivos, como en la capital. El exgobernador Jorge Rey ya sabe que va a ganar y que no necesita de una campaña intensa o arriesgada. Cuenta con el apoyo de una decena de partidos y movimientos y de centenares de aspirantes en los municipios. La prioridad ya es cómo gobernar desde el próximo 1 de enero.

El Instagram de Rey evidencia la consolidación del poder del exgobernador. Casi todos los días publica fotos de recorridos en municipios a los que llega por invitación de partidos diferentes, a lo largo y ancho de Cundinamarca. Un día agradece a sus aliados conservadores y liberales en Sibaté; otro a una candidata de Cambio Radical en La Mesa. Es habitual que en una misma visita mencione a políticos que compiten entre sí, pero que coinciden en apoyarlo. “Aceptamos con gusto la invitación del candidato a la Alcaldía [de Pacho], Alberto Ariza, del partido MAIS”, escribió el domingo. “Este ejercicio de llegar caminando y escuchando me permitió hoy aceptar la invitación del candidato a la Alcaldía de Pacho, Óscar Babativa, del partido de La U”, agregó horas después.

La estrategia se terminó de consolidar a finales de julio, sobre el filo del cierre de candidaturas. Rey obtuvo su aval principal con Colombia Renaciente, un partido de origen afrodescendiente en la región del Pacífico que no avala a candidatos en las alcaldías y municipios de Cundinamarca. A través de una colectividad casi desconocida en el departamento, obtuvo la flexibilidad necesaria para armar una coalición amplia y sumar el apoyo de aspirantes de partidos antagónicos entre sí. Hubo algunos riesgos, como unas acciones por supuesta doble militancia que el Centro Democrático, partido que apoya a su principal rival, interpuso ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). Sin embargo, el exgobernador se salvó a finales de septiembre con un fallo favorable.

Rey, que fue alcalde de Funza y secretario de Gobierno del exmandatario departamental Álvaro Cruz (2012-2015), funciona como un imán para los aspirantes en Cundinamarca. No importa su ideología o su pasado en Cambio Radical —el partido de centroderecha del exvicepresidente Germán Vargas Lleras—. El candidato se beneficia de la inercia que se genera cuando hay consenso en que va a ganar, según reconocen en la campaña del exgobernador. “Si esto estuviera más disputado, quizá habría menos avales”, señala una fuente de la campaña en una conversación telefónica. Para quienes quieren ser concejales y alcaldes, “el movimiento más lógico” es apoyar a Rey y asegurarse de una buena relación con el futuro mandatario departamental, y los recursos que eso implica.

La inercia, además, modifica las lógicas de la contienda. Juan Alejandro Pérez, politólogo e investigador de la Fundación Paz y Reconciliación, comenta por teléfono que el exgobernador “no tiene que hacer mucha campaña”. “Es alguien que sabe que tiene que hacerlo todo mal para perder, que los candidatos en casi toda Cundinamarca no van a hacer campaña contra él”, afirma. Lejos de la polémica y la confrontación, Rey enfatiza los logros de su gestión entre 2016 y 2019, como los avances en infraestructura. “En Cundinamarca lo reconocen como alguien que ejecutó, que hizo obras, que llevó la placa huella [un elemento estructural utilizado en los caminos terciarios] a las vías de muchos municipios, que hizo alcantarillados”, apunta Pérez.

El candidato representa una apuesta por el “continuismo” y un deseo de evitar riesgos, según explica por teléfono la politóloga María Lucía Jaimes, de la Universidad Externado. Rey promete mantener las obras de la administración de Nicolás García, a quien apadrinó para sucederlo en las elecciones de 2019. “La lógica es que es mejor un malo conocido que un bueno por conocer”, advierte la analista. “Ya lo hizo bien una vez, puso a alguien [García] y no salió mal. Repitamos y demos certezas”, dice, en un esfuerzo por interpretar al votante. Algo similar sucede en departamentos como Boyacá o Valle del Cauca, o en ciudades como Medellín y Barranquilla, en donde todas las encuestas indican la permanencia o el regreso de políticos que ya gobernaron.

Nancy Patricia Gutiérrez, rival por segunda vez

La principal contrincante del exgobernador es Nancy Patricia Gutiérrez, una política de derecha de larga trayectoria a quien ya derrotó por amplio margen en 2015 —él obtuvo 540.000 sufragios y ella 360.000, una diferencia de 20 puntos porcentuales—. Se vuelven a enfrentar, aunque la exministra del Interior de Iván Duque llega aún más debilitada. El Centro Democrático casi no le da el aval el pasado julio: Yenny Rozo, la única senadora cundinamarquesa del partido, lideró a una facción que buscaba que el uribismo respaldara a Rey. Gutiérrez ni siquiera tuvo el apoyo del expresidente Duque. Nacida en Girardot, la principal rival del exgobernador tiene una carrera política muy completa: antes de ser ministra de Duque, fue concejal, alcaldesa, congresista, presidenta de la Cámara de Representantes (1999-2000) y del Senado (2007-2008), y formó parte de Cambio Radical. Sin embargo, esa visibilidad no le ha servido para consolidarse como una rival con chances de competirle a la maquinaria regional de Rey. Una encuesta que Atlas Intel realizó a finales de septiembre para La Silla Vacía ubica al exgobernador en el primer lugar con 30,7%, mientras que Gutiérrez obtiene 16,5% —los demás aspirantes no superan los 10 puntos—. Gutiérrez ha levantado el perfil de la contienda. Enfatiza los problemas de seguridad —un tema que se suele leer en clave nacional— y propone el traslado de la capital departamental fuera de Bogotá. Denuncia que Rey se beneficia de un “feudo político” que armó durante la administración de Cruz —condenado por hechos de corrupción—, en referencia a un presupuesto billonario que aceitó los vínculos de la Gobernación con las Juntas de Acción Comunal (JAC). “Cruz nombró a Rey de director de Acción Comunal y le dio toda la plata (…) llevan 12 años manejando a Cundinamarca. Y mi intención es romper con esa monarquía, que maneja los dineros de la Gobernación como si fueran del bolsillo de ellos”, declaró hace unos días una entrevista con El Tiempo. Pero el final de Rey parece poco probable. Pese a la escasez de propuestas de política pública, el Instagram del exgobernador sigue juntando una lista interminable de candidatos que expresan de manera efusiva su respaldo al exdirigente de Cambio Radical, que ahora también los representa a ellos.

La relación con Carlos Fernando Galán

Una de las incógnitas sobre un posible segundo mandato de Rey refiere a cómo sería su relación con Carlos Fernando Galán, en caso de que el político del Nuevo Liberalismo sea elegido como alcalde de Bogotá —lidera todos los sondeos—. Los dos dirigentes han mantenido una relación tensa en los últimos años: Galán ha denunciado al exgobernador de enriquecerse a través del “volteo de tierras”, el cambio en los usos de los suelos para inflar sus valores. Aunque las denuncias no han derivado en una condena, Galán ha insistido con sus acusaciones y ha señalado que la falta de avances se debe a que las investigaciones penales estuvieron a cargo del exfiscal Gustavo Moreno —condenado por el cartel de la Toga—. Los expertos consultados, sin embargo, coinciden en que ambos políticos tendrán que dejar de lado sus diferencias. La interlocución entre la Alcaldía de Bogotá y la Gobernación de Cundinamarca es cada vez más relevante, con una región metropolitana que entró en operación en 2022 y que tiene varias obras proyectadas, como los llamados RegioTram de Occidente y del Norte. Asimismo, recuerdan que la actual alcaldesa, Claudia López, también había denunciado a Rey y que ahora su esposa y aliada política, Angélica Lozano, lo apoya. Algo similar puede pasar con Galán, opina —o espera— una fuente de la campaña de Rey: “Tendrán que hablar un código institucional y dejar un código personal atrás. Lo que se espera es la madurez política suficiente para seguir construyendo la articulación regional”.

Por Lucas Reynoso - Bogotá - 12 oct. 2023 - 06:45

Link de la publicacion original y eternos agradecimientos al autor.