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Y Adorno diseccionó el nuevo radicalismo de derecha

La concentración del capital

“La concentración del capital es la principal causa tras el fascismo. Es lo que afirmó el filósofo neomarxista Theodor W. Adorno en una conferencia inédita, pronunciada en 1967, que ahora ve la luz.”

Sí, señoras y señores, voy a intentar no ya ofrecerles una teoría del radicalismo de derecha con preten­siones de exhaustividad, sino poner de relieve, por medio de comentarios sueltos, algunas cosas que quizá no todos ustedes tengan presentes. No es mi deseo, por otra parte, restar validez con ello a otras interpretaciones teóricas, sino simplemente com­plementar un poco lo que más o menos se piensa y se sabe de estas cosas.

En 1959 di una conferencia titulada ¿Qué sig­nifica “revaluación del pasado”?, en la que desa­rrollé la tesis de que el radicalismo de derecha o, mejor dicho, el potencial de semejante radicalismo, que por entonces todavía no era visible en realidad, se explica por el hecho de que en todo momento siguen vivas las condiciones sociales que determi­nan el fascismo. Me gustaría, pues, partir del hecho, señoras y señores, de que las condiciones que de­terminan los movimientos fascistas, a pesar del fra­caso de estos, siguen vivas en todo momento en la sociedad, aunque no directamente en la política. En ese sentido, pienso ante todo en la tendencia a la concentración del capital dominante tanto en­tonces como ahora, tendencia de la que no cabe duda alguna, por mucho que se la pueda hacer de­saparecer del mundo por medio de todas las artes estadísticas imaginables. Esa tendencia a la con­centración significa, por otra parte, la posibilidad de desclasamiento, de degradación, de unas capas sociales que, según su conciencia subjetiva de clase, eran totalmente burguesas y deseaban mantener sus privilegios y su estatus social, e incluso re­forzarlo en la medida de lo posible. Esos grupos tienden en todo momento a abrigar odio contra el socialismo o lo que ellos llaman socialismo, es de­cir, no echan la culpa de su potencial desclasamien­to a todo el aparato que lo provoca, sino a aquellos que adoptaron una posición crítica frente al siste­ma en el que en otro tiempo los miembros de tales grupos poseían un determinado estatus, en todo caso según las concepciones tradicionales. Si con­tinúan haciéndolo en la actualidad o si hoy sigue siendo esa su práctica, ya es otra cuestión.

Pues bien, el paso al socialismo o, dicho en tér­minos más humildes, a las organizaciones socialis­tas exclusivamente, ha sido desde siempre para esos grupos muy difícil y en la actualidad es mucho más difícil de lo que lo era antes, al menos en Alemania (y mis experiencias se remiten, por supuesto, a Ale­mania en particular). Sobre todo porque la SPD se identifica con un keynesianismo, con un libera­lismo keynesiano que, si bien por un lado evita las posibilidades de un cambio de la estructura social que se situaba en la teoría marxista clásica, por otro, refuerza la amenaza del empobrecimiento, en todo caso en último término, de las capas sociales de las que he hablado. Recuerdo el simple hecho de la inflación paulatina, pero perfectamente percepti­ble, que es precisamente una de las consecuencias del expansionismo keynesiano, y me acuerdo tam­bién de una tesis que desarrollé a su vez en ese tra­bajo de hace ocho años y que entretanto ha empe­zado a hacerse realidad, a saber, que a pesar del pleno empleo y a pesar de todos los síntomas de prosperidad, el espectro del desempleo tecnológico anda suelto por el mundo en tal medida que, en la era de la automatización —que en la Europa cen­tral todavía va con retraso, pero que, sin duda, recu­perará el tiempo perdido—, las personas que parti­cipan en el proceso de producción se sienten ya potencialmente de más —puede que haya expresa­do la situación en términos muy exagerados—, se sienten ya en realidad potencialmente desemplea­dos. A ello se suma por supuesto el miedo a los países del Este, tanto por su bajo nivel de vida como por la falta de libertad que de forma directa y muy real sufren las personas o incluso toda la masa de la población, y se añade también —en cualquier caso, desde hace poco tiempo— la sensación de la amenaza política proveniente del exterior.

Hay que pensar ahora en la curiosa situación reinante teniendo en cuenta el problema del nacio­nalismo en la era de los grandes bloques de poder. Pues resulta que dentro de esos bloques sigue vivo el nacionalismo como órgano de la representación de intereses colectivos en el seno de los grandes grupos en cuestión. No cabe duda, desde luego, de que existe entre la gente un temor sociopsicológico, pero también real y muy extendido, a verse metida en esos bloques y de paso a verse gravemente per­judicada por lo que respecta a su existencia mate­rial. Así, por lo que se refiere al potencial del radicalismo de derecha en el sector agrario, el miedo a la Comunidad Económica Europea y a las conse­cuencias que ella entraña para el mercado agrícola es sin duda en este país [Austria] extraordinariamente fuerte. (…)

Me gustaría decir también, si de lo que se trata es de corregir ciertos clichés sobre estos asuntos, que la relación de esos movimientos con la economía es estructural, o sea, que radica en esa tendencia a la concentración y en la tendencia a la depauperación, pero que solo puede uno imaginársela a un plazo demasiado corto y que, si se equipara el radicalis­mo de derecha simplemente con los movimientos coyunturales, puede uno llegar a conclusiones muy equivocadas. De ese modo, los éxitos de la NPD [el Partido Nacionaldemócrata, de extrema derecha] en Alemania resultaron ya alarmantes hasta cierto punto antes de la recesión económica, y de hecho, en cierta medida, se adelantaron a ella o, si prefie­ren ustedes, la dieron por descontada. Asimismo, anticiparon, si se me permite decirlo, un temor y un espanto, un espanto que más tarde se ha intensifi­cado enormemente.

Al hablar de la anticipación del espanto creo ha­ber tocado en realidad un factor fundamental, un factor que, hasta donde alcanzo a ver, se tiene muy poco en cuenta en las opiniones al uso acerca del radicalismo de derecha, a saber, su complejísima y difícil relación, predominante en nuestro país, con la sensación de catástrofe social. Cabría hablar de una distorsión de la teoría marxista del colapso, que se desarrolla en esta conciencia sumamente encogida y falsa. Por un lado, se plantea la siguien­te pregunta en torno a su dimensión racional: “¿Cómo van a seguir las cosas cuando se produzca una crisis de gran envergadura?”, y para semejante caso es para el que se recomiendan estos movi­mientos. Pero, por otro lado, dichos movimientos tienen algo en común con ese tipo de astrología manipulada actual, que yo considero un síntoma característico y extraordinariamente importante desde el punto de vista sociopsicológico, y es que en cierto modo desean la catástrofe y se alimentan de fantasías acerca del hundimiento del mundo, que, por lo demás, como sabemos por la documen­tación existente, tampoco fueron ajenas a la anti­gua camarilla de gerifaltes de la NSDAP [el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán]. Si hablara en términos psicoanalíticos diría que, sin ser esta la menor de las fuerzas movilizadas, en estos movimientos se apela al deseo inconsciente de desastre, de catástrofe. Pero me gustaría añadir —y con ello me dirijo a aquellos de ustedes que con razón se muestran escépticos respecto a una interpretación simplemente psicológica de los fe­nómenos sociales y políticos— que esa actitud no tiene solo motivaciones psicológicas, sino que cuenta también con su propia base objetiva. A quien no ve lo que tiene delante y a quien no quiere la transformación de la base social, no le queda nada más que lo que dice el Wotan de Richard Wagner: “¿Sabes lo que quiere Wotan? El fin”; lo que quiere, partiendo de su propia situación social, es el hun­dimiento, y no solo el hundimiento de su propio grupo, sino, a ser posible, el hundimiento de todo.

Este texto es un extracto de la conferencia ‘Rasgos del nuevo radicalismo de derecha’ que el filósofo Theodor W. Adorno, de la Escuela de Fráncfort, pronunció el 6 de abril de 1967 en la Universidad de Viena. La editorial Taurus publica este discurso inédito el próximo día 20.

Tomado de “El Pais”//15-FEB-2020

Algunas notas sobre el paso del 2022 al 2023

Paso 2022 al 2023

El dos mil veintitrés se perfila para ser un año difícil en más de un sector de la vida humana en general. Es una envergadura bastante grande y compleja de resumir. Pero hoy quiero mencionar, así sea de forma desordenada y vaga, algunas cuestiones que me parecen necesarias de resaltar. De antemano pido disculpas por el desorden de ideas, pero es necesario dar algo de estructura a esto.

Todas las empresas tecnologías hasta la fecha no se vieron afectadas en gran medida por las leves y grandes caídas en las principales economías del mundo. Seguramente recordara la del dos mil ocho, siendo una de las más importantes de los últimos tiempos. Sin embargo, las consecuencias de la pandemia ya se pueden empezar a oler en el ambiente puesto que la guerra económica entre China y los Estados Unidos sumado a la Guerra de Ucrania, pero más que todo a las sanciones que la UE ha intentado aplicar a un país como Rusia y su efecto rebote en la economía mundial gracias a la globalización, hacen que surja y se mantenga un panorama de incertidumbre ante tal desarrollo de los acontecimientos. Algunos incluso ya suponen el fin de la globalización económico-neoliberal y la formación de sectores o bloques con fines diferentes. Dicha afirmación que ya se puede escuchar en ciertas bocas. Me sigue pareciendo casi imposible de pensar en el sentido en que todo este movimiento de capitales prácticamente sin frenos, sumado a la desregularización del trabajo y la pauperización de los trabajadores a nivel mundial, representaría, aceptar de cara al público, el fracaso de absolutamente toda la estrategia de los últimos 40 años. Desde la geopolítica intervencionista de las potencias hasta la supuesta “mejora de la calidad de vida gracias a la inversión extranjera”. Por eso, para las elites económicas y todo el capital acumulado durante estos últimos años, pienso que no sería la salida más acertada a la crisis que ellos mismos han puesto en una bandeja de plata y que arrastra al mundo. Por supuesto, no aceptarán nada de esto de cara al mundo, sino que, más bien, se desaparecen como un ladronzuelo con todo lo que se llevaron.

Se cierra el dos mil veintidós como un año en que el mundo unipolar ha comenzado una transición hacia el mundo multipolar. Un año donde el mundial de futbol se celebró pese a las polémicas surgidas como la muerte de seis mil quinientos trabajadores y termino cuando argentina se posesionó como campeón. Aunque también Qatar fue importante sitio de reunión entre varios miembros de estados y empresarios. La sede del mundial y el junte de varios equipos fue la oportunidad perfecta para obligar a ciertas naciones que tenían algún roce o conflicto con Qatar a sentarse a dialogar un poco, supongo que el tema más importante fue la fuerza del petróleo y los movimientos en contra de Estados Unidos y el acercamiento a China, creo que es algo válido de pensar.

También es un año donde NVIDIA ha decidido lanzar la serie cuatro mil a un precio estratosférico e injustificable. Unos doce meses donde ya tenemos fecha de transición hacia el ManifestV3 y que Google planea seguir llevando ese estándar, cueste lo que cueste, arriesgando una vez más la privacidad de usuarios y llenar toda internet con publicidad, además de su querido monopolio. Un año donde vemos que la centralidad e importancia de los chips toma un papel relevante ya en la agenda de varios gobiernos y componente vital para la geopolítica del mañana, pero sobre todo también para la asquerosa guerra que se abre en nuevos frentes, es decir, todo esto no solo va por el camino de la innovación sino de la aniquilación. Este año será una prueba también en la propia confianza hacia las compañías más grandes del sector, los escándalos como el de Cambridge Analytica que suponen un golpe bajo a la imagen de la red social Facebook, hacen que el clima no sea el mejor a la hora en que los usuarios buscan de las distracciones de la vida diaria, aunque parece que a muchos simplemente no les importa o no conocen. Por si fuera poco, el hecho que la misma red social priorice los contenidos que más tipo de reacciones produzcan, en este caso los más eufóricos y sentimentales. Como los discursos de odio, racistas, misóginos o extremistas en general, no ayuda mucho. Gracias a este tipo de prácticas vemos como están empezando a brotar y esparcirse0 ciertas células de carácter extremista, generalmente de extrema derecha, que suponen un riesgo que va mucho más allá de la mera privacidad. Las redes y los gobiernos han dejado expandir dichas células a nivel mundial, el efecto de la propaganda es muy efectiva al juntarlos con los algoritmos e IA, le entregan al usuario todo lo que este necesita en un juego de mensajes ocultos, pero visibles para que él no tenga que hacer el más mínimo esfuerzo de comprensión. Veremos también, al payaso de Elon Musk hacer y deshacer en Twitter hasta empezar a rentabilizar el pago que hizo por dicha empresa. Algo que me parece que no terminara bien, puesto que Musk no tiene experiencia alguna en compañías tecnológicas del carácter de Twitter y cree que hacer la estrategia que hizo anteriormente surtirá el mismo efecto. Por si fuera poco, estará bajo la presión de los accionistas que, en tiempos de crisis, no creo que le den mucho margen de maniobra para solucionar los problemas de la red social. Tiktok seguirá con su increíble avance en medio de la atención de las personas, ya vimos lo potente que es en tiempos de elecciones gubernamentales o en tiempos de guerra, su efecto va desde la alienación de opiniones, transmisión de información falsa, propaganda de cualquier tipo, pero más que todo de aquella que le encanta dar una estetización de la guerra, adicción, depresión, ansiedad, etc. Es un increíble instrumento propagandístico e ideológico que funciona a la perfección, sobre todo porque lo usa mucha gente joven donde el fanatismo es mucho más fácil cultivarse. Con esto no quiero decir que sea exclusivamente la máquina “lava cerebros” sino, más bien, los posibles efectos de las tendencias que surgen en la red social y su repercusión en la juventud dentro de su papel en sociedad. Aunque no solo es válido señalar a la juventud, el formato rápido y ligero de tiktok hace que sus videos se compartan a una velocidad sumamente rápida en diversos medios, haciendo que cualquiera pueda tomar como una fuente fidedigna de información, ahí el problema, es prácticamente un vicio epistemológico en el cual se puede caer muy fácilmente, sino se tienen herramientas necesarias para su identificación.

Ya más centrado en mi país, estoy expectante por la llegada del nuevo gobierno, la debilidad de la supuesta “derecha democrática” es evidente y le dejarán un gran espacio de maniobra al nuevo gobierno y algunas propuestas de carácter progresista. Espero que se logre solucionar en el corto plazo algunos problemas que asolan al país, sobre todo en medio de la inflación que estamos siendo arrastrados. Sin embargo, mi temor de que no sea suficiente con dichas acciones me siguen generando la misma inquietud, la socialdemocracia mostraría otro fracaso y esto llevaría claramente a una radicalización mayor, el tiempo se agota y la urgencia de acciones que por lo menos, permitan ver algún porvenir se acaban con el paso de los días. Evidentemente que se requiere afrontar la situación de forma determinante y global; sin embargo, un obstáculo tal como lo es la forma racional y moderna de política es difícil de superar o dicho, de otro modo, es difícil solucionar tu problema con la misma receta que origino el problema inicial.

Es algo corto y muy de pasada, pero es lo que tengo por escribir.